domingo, 5 de julio de 2015

Día 7 del Camino de Santiago. Cebreros - Ávila (50 km)

Día duro el que me esperaba hoy, y para nada ha defraudado.

Salía temprano hoy con la idea de no pillar mucho calor mientras subía la Paramera y es que si de normal ya cuesta, con calor no lo quiero ni pensar.

Y bueno, a las 5 y poco ya estaba saliendo del albergue de Cebreros, con el foco puesto pues era de noche aún y con algo raro para mí estos últimos días, frío!! Qué ganas tenía de sentirlo!!

Pues bien, cogía la carretera antigua que unía este pueblo con el Tiemblo, bastante tranquila aunque ya se empezaban a notar las subidas que más adelante tocaría afrontar.

Pedaleando y pedaleando llegaba a El Tiemblo a unos 9 kilómetros de Cebreros y ya desde aquí cogía dirección a El Barraco donde empezaba el puerto!

Seguía de noche aunque ya iba asomando el sol por lo que ya se iba viendo algo y el foco ya no era necesario, así que he parado en el Pantano del Burguillo a guardarlo y a comer algo. 

Al cabo de una hora me he plantado en El Barraco y sin darme cuenta ya estaba subiendo el puerto, que empezaba realmente antes de entrar al pueblo, unos 15 kilómetros de subida, que con el peso se hacía más duro todavía.

He de decir que las vistas eran espectaculares, lo que hacia un poco más llevadera la subida.

Y bueno como es ya costumbre en esta bici, sorpresa! He vuelto a romper los radios de la rueda trasera!! Por lo que he tenido que hacer los últimos kilómetros del puerto a pie arrastrando la bicicleta, menos mal que para bajar, he podido hacerlo montado en ella.

Como estaba cerca de Ávila he parado aquí, donde haré noche y aprovecharé para ver la ciudad.
Y ya mañana arreglaré de nuevo la bici en el taller y continuaré la marcha hacia Medina del Campo si todo va bien.

Crónica del día corta ya que a penas habían cosas que contar.

Por ultimo quiero decir que comeré un buen chuletón a vuestra salud, lo dicho, mañana más y mejor!

3 comentarios:

  1. Dani,lo tuyo no son las ruedas!!!madre mia😂😂Tu no desistas q aunq sea a pie lo lograrás, ya veras. Y lo bueno q tiene todo esto, como tu bien dices;son los paisajes pues solo tus pupilas los verán. Disfruta de cada color,aroma y movimiento q te de la naturaleza,pues habrá sitios q ya no vuelvas a ver. Disfruta Dani y animo q tu puedes!!!

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  2. aurelio20650@gmail.com6 de julio de 2015, 8:45

    David cogió cinco piedras lisas del arroyo y las puso en su zurrón de pastor, tomó la honda en su mano y se fue hacia el filisteo, el enorme Goliat.
    Éste era un sujeto acostumbrado al arte de la guerra que se daba por vencedor antes de la batalla, seguro de su prodigiosa fortaleza y más cuando vio en frente a su menudo rival.
    Le dijo a David: “Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo”. David con tono templado le contestó: “yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra”. Enfurecido por la afrenta de aquel joven pastor, el filisteo se levantó y echó a andar con su espada de siete quilos en la mano hacia David para matarlo. Entonces éste último de manera tranquila, metió su mano en la bolsa, tomó una piedra, y la tiró con la honda, clavándola en su frente, provocándole una enorme herida que hizo que éste cayera al suelo y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza.
    Daniel, tu eres el David de esta historia, y tu gigante Goliat, el Camino del Sureste. Es sin duda, un rival formidable, pero acabarás venciéndolo, como hizo ese joven pastor con tan magnífico rival.
    Haces honor al significado hebreo de tu nombre. Fuerza y Honor.

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  3. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
    Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
    Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
    Decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
    Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

    Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
    Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar.

    Aquel día aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
    Aquel día aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo, compañero".

    Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
    y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
    Aquel día aprendí que de nada sirve ser luz ,si no vas a iluminar el camino de los demás.

    Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
    Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad,
    desde aquel día ya no duermo para descansar...
    ahora simplemente duermo para soñar.
    Daniel ánimo y si ves que hoy no puedes, descansa... y mañana se inicia un nuevo día.

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